Cuando se trata de superestrellas de la MLB, nombres como Shohei Ohtani y Aaron Judge suelen dominar la conversación. Y si duda lo merecen, pero hay otro nombre que rara vez se menciona, y es el del dominicano José Ramírez, a pesar de su excelente historial de consistencia en la última década, comparable al de cualquiera.
Ya sea porque juega para un equipo de un mercado más pequeño en Cleveland o porque no está en un superequipo imponente, Ramírez, aún siendo es la superestrella más consistente del béisbol, sigue pasando desapercibido, reconoce Michael Monreal, de justbaseball.com, quien resalta las cualidades de Ramírez desde su temporada de despegue en 2016, señalando que ha sido el ejemplo perfecto de fiabilidad. Acumula cinco temporadas con un fWAR superior a 6.0, dos de ellas por encima de 7.0. Es seis veces All-Star y cuatro veces Bate de Plata.
Ramírez merece ser considerado uno de los mejores jugadores de las Grandes Ligas. Con los números que ha acumulado a lo largo de su carrera, incluso se podría decir que es el jugador más consistente de la liga y, sin lugar a dudas, el mejor tercera base de esta era.
Si bien nunca ha ganado un MVP, sí ha quedado entre los cinco primeros cinco. Esto incluye un segundo puesto en la acortada temporada 2020.
Podría decirse que lo más impresionante del juego de Ramírez es su versatilidad e impecabilidad. Especialmente en el plato, su juego es impecable. Su tasa de ponches nunca ha superado el 17%, y en todas las temporadas, salvo una, ha estado por debajo del 15%. Su wRC+ de por vida es de 131, mientras que su OPS es de un impresionante .859.
¿Poder? Listo. Ramírez ha conectado 20 o más jonrones en siete temporadas, tres de ellas con más de 30 jonrones. Por último, en la ofensiva, Ramírez es una auténtica amenaza de robo de bases, algo que muchas superestrellas no pueden presumir.