Después de varios años, sigo sin comprender cuáles son las limitaciones y barreras que en términos jurídicos, continúan impidiendo el comienzo de los trabajos de rescate del histórico estadio de La Normal.
Este es un tema que he tratado en innúmeras oportunidades con la alcaldesa Carolina Mejía, e incluso, y cuando he tenido oportunidad, lo he expuesto al presidente Luis Abinader.
Los nudos jurídicos, de acuerdo al cabildo del Distrito Nacional, constituyen el principal obstáculo para comenzar el remozamiento de ese estadio, el cual desde hace décadas, se ha estado cayendo a pedazos, ante la mirada indiferente de todos los responsables de su rescate.
De acuerdo a las autoridades, una estación de expendio de combustibles ubicada en la avenida V Centenario, constituye el principal inconveniente.
Pero después de tanto tiempo en busca de una solución, parecería que se está haciendo muy poca cosa o nada para poder arribar a un pacto entre las partes interesadas.
Mientras tanto, el viejo estadio de La Normal, lugar que debería ser sagrado, por lo que ha significado para el béisbol, sigue su derrotero de desolación, sin que aparezca ningún doliente.
Y si el estadio Quisqueya Juan Marichal, para algunos ya es una “basura”, el de La Normal, entonces, se puede catalogar, como un “retrete”, un “vertedero, o cualquier definición parecida.
Ojalá, que la alcaldía se ponga los pantalones y desate lo que denomina el “nudo jurídico” que impide el inicio del rescate de esa obra.
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