Detrás de las rejas metálicas y en medio de barrios populosos y de clase media baja, sobrevive un negocio que muchos llaman “el soporte del barrio”. Las compraventas, fuente de crédito rápido para personas con dificultades económicas, han tenido que reinventarse: ahora dependen de la comercialización de joyas de oro y de la venta de electrodomésticos nuevos para no desaparecer.
Según administradores consultados por Diario Libre, la avalancha de importaciones de mercancías chinas —más baratas y de menor calidad— ha provocado la caída del sector. Aseguran que la cantidad de casas de empeño se ha reducido considerablemente en los últimos años.
Antes, las compraventas comerciaban ropa, calzados y herramientas de trabajo usadas, como taladros o pulidoras. Hoy, la oferta incluye neveras, estufas, comedores y abanicos nuevos, además del empeño y venta de prendas de oro, con lo que intentan resistir el avance del comercio asiático.
“Ahora mismo lo que más se está empeñando son prendas de oro. Antes se empeñaban mucho las herramientas, tenis, pantalones, los televisores, pero ya eso no se empeña”, dice Yovanny Pérez, administrador de Compraventa Lorena, en el sector Los Ríos, en el Distrito Nacional.
Pérez, cuyo negocio tiene más de 20 años, atribuye el cambio al abaratamiento de los productos y a la sustitución de marcas reconocidas por versiones más económicas. “Las marcas reconocidas: Samsung, LG y Sony (en televisión) se han ido cambiando por otras más baratas, que son las que la gente compra. Antes se empeñaban herramientas de buenas marcas: Dewalt, Milwaukee o Bosch, pero ya casi no se ve en las compraventas. Ahora lo que hay son las marcas chinas baratas, de 1,500 pesos”, afirma.
Reconoce que el negocio ya no es tan rentable como antes. Aunque el oro sigue siendo una opción, la competencia de las joyerías ha reducido los márgenes. “Pero, todavía con las neveras, lavadoras, que se empeñan usadas, pero en buenas condiciones, se puede seguir trabajando, dejan buenos beneficios”, añade.
