“En esta época en la que están de moda los quebrantos y morir joven, creo que haber logrado casi 40 años de carrera ininterrumpida y llegar a 65 años, de pie, en salud, autogestionable, en mi mejor condiciones para seguir produciendo, es mi gran logro. Mi compadre Dioni Fernández me dijo que él espera vivir 106 años, y yo le respondí que yo estaría ahí a su lado”.
Dioni fue uno de sus mentores en la música, con unos ocho años de diferencia en la edad.
Sergio también espera convertirse en un merenguero longevo, igual que Joseíto Mateo. Y aunque parezca broma, él no es de los que se toman la vida a chanza.
Tiene su corazón clavado en su pueblo Villa Altagracia, la virtud del agradecimiento y un gran corazón con el que ha sabido dar amor a sus semejantes, de una manera inconmensurable.
Los últimos fallecimientos de amigos artistas le han conmovido de tal manera que hasta ha llegado enfermar de tristeza.
El pasado domingo la muerte repentina, de su amigo y compañero Diomedes Núñez enlutó su corazón y le ha costado continuar con su trabajo, debido a la aflicción.
“La muerte de Diómedes me ha causado una angustia incontrolable. Yo le pude dar seguimiento desde el primer día que se le declaró la enfermedad, saber de su partida me angustió de una manera extraordinaria”, confesó en diálogo con periodistas de LISTÍN DIARIO.
Como tal niño, Sergio no se explica el por qué las personas de mayor edad tienen que enterrar a los más jóvenes.