Las personas que consumen marihuana con regularidad experimentan cambios en su estructura y función cerebral, pero no está claro si el cannabis sea la causa, encuentra un estudio reciente.
Los investigadores encontraron diferencias específicas en los cerebros de las personas que alguna vez habían consumido marihuana, particularmente en áreas densamente repletas de receptores cannabinoides. Sin embargo, el análisis genético no pudo precisar ninguna asociación específica entre el consumo de cannabis y estos cambios cerebrales.
Esto significa que algún otro factor, además de la marihuana, podría estar provocando estos cambios cerebrales en los consumidores de marihuana.
“Nuestros resultados deben interpretarse con una cuidadosa consideración”, concluyó el equipo de investigación dirigido por Saba Ishrat, estudiante de doctorado en psiquiatría de la Universidad de Oxford en el Reino Unido. “Se necesita investigación adicional para comprender los efectos del consumo excesivo de cannabis en esta población, incluidas las consideraciones de potencia e información relacionada, para informar las políticas públicas“, agregó.
En el estudio, los investigadores analizaron los datos de casi 15,900 usuarios de marihuana que participaron en el proyecto de investigación del Biobanco del Reino Unido para quienes se disponía de perfiles genéticos y escáneres cerebrales de resonancia magnética.
Al observar los cerebros de los consumidores de marihuana, los investigadores encontraron que tenían una peor integridad de su “materia blanca”, la parte del cerebro que conecta diferentes regiones cerebrales.
Esto fue particularmente evidente en el cuerpo calloso, que sirve como la principal vía de comunicación entre los lados izquierdo y derecho del cerebro. Los consumidores de marihuana también tenían conexiones neuronales más débiles en las regiones del cerebro que componen la red de modo predeterminado, que se cree que está activada durante la divagación mental o el ensoñar despierto, dijeron los investigadores.
Sin embargo, el uso intensivo a largo plazo no se ve fuertemente afectado con ninguno de estos cambios observados, apuntaron los investigadores.
Además, el análisis genético no mostró una asociación significativa entre el consumo de cannabis de una persona y estos cambios cerebrales. El nuevo estudio aparece en la edición del 29 de octubre de la revista BMJ Mental Health.