Las juezas del Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional reanudaron este martes el juicio de fondo del caso Coral, que involucra a militares y policías acusados de integrar una red de corrupción.
En horas de la mañana, seis testigos revelaron prácticas sistemáticas de cobro irregular en el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur), una de ellas fue que recibían pagos de 30,000 pesos mensuales, pero estaban obligados a devolver 27,000, mediante transferencias directas a los acusados.
La estructura se presentaba como un esquema de recolección de fondos, en el cual, quienes figuraban en la nómina del Cestur no realizaban ninguna función específica y entregaban a la red el 70 por ciento de sus salarios.
Según el testimonio de Wilber Batista Moreno, uno de los seis testigos, laboró durante diez años en el Cusep como escribiente en el Departamento de Contabilidad y señaló que sus superiores inmediatos fueron los coroneles Rojas de Jesús y Rafael Núñez de Aza.
Batista Romero expuso ante las juezas que el coronel José Ramón Santos Jiménez le propuso ingresar en la red argumentando que lo ayudaría a sobrellevar una situación financiera difícil. Batista recibía depósitos de 30,000 pesos, de los cuales debía devolver 27,000 al coronel Santos Jiménez.
"Me depositaban 30 mil pesos y tenía que devolver 27 mil al mismo coronel Santos vía transferencia"
Wilber Batista Moreno
Testigo
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La esposa de Batista Moreno, Yuldania Méndez Ruiz, también fue involucrada en el esquema a través de una recomendación de su esposo. Ella trabajaba en la Auditoría General de las Fuerzas Armadas, pero manifestó que dejó de participar al no recibir los 30,000 pesos íntegros, como le había prometido Santos Jiménez.
Otro testigo, Ariel Esterlin de la Cruz Lenver, detalló que desempeñaba funciones de mensajero y en el Departamento de Gerencia Financiera en Cestur, dirigido por Núñez de Aza.
Esterlin explicó que tenía a su cargo 17 personas, quienes recibían depósitos y devolvían casi el total, creando una cadena de recolección de fondos.
Durante un año y medio, dijo, recolectaba entre 500,000 y 600,000 pesos al mes, los cuales entregaba a Santos Jiménez luego de retirarlos en la sucursal del Banco de Reservas de la avenida Venezuela, donde Esmeralda Ortega Polanco era gerente y les daba trato preferencial a los militares del entramado.
DIARIOLIBRE