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martes, octubre 8

Medios de EE.UU. observan cambios en los discursos de Trump y cuestionan su capacidad mental


El expresidente de EE.UU. y candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, es siempre tendencia por sus polémicos comentarios y medidas drásticas en temas como la migración y la economía, sin embargo, en esta atípica carrera presidencial, el republicano vuelve a ocupar titulares, que esta vez, cuestionan su capacidad mental. 


El primer lapsus que recoge la prensa estadounidense es el relato vívido de Trump de cómo la audiencia, en su debate culminante con la vicepresidenta Kamala Harris estaba de su lado, pero resulta que en el debate organizado por NBC no había público. El encuentro se llevó a cabo en una sala vacía.


The New York Times señala que esta no ha sido la única vez en la que el republicano se ha mostrado confundido, olvidadizo, incoherente o desconectado de la realidad en los últimos meses.


Según el medio, durante sus apariciones en público el republicano divaga, se repite a sí mismo y deambula de un pensamiento a otro, algunos de ellos difíciles de entender, algunos de ellos inacabados, algunos de ellos fácticamente fantásticos. Además, expresa afirmaciones extravagantes y se desvía por extrañas tangentes.


Específicamente el medio refiere que, hasta el mes pasado, Trump seguía hablando como si estuviera compitiendo contra el presidente Joe Biden, cinco semanas después de que el demócrata formalizara su retiro de la carrera presidencial. 


Con Biden fuera de la campaña electoral, Trump, de 78 años, se convierte en el candidato a la presidencia de mayor edad de un partido importante en Estados Unidos y, de ganar, sería el presidente de mayor edad de la historia, arrebatándole el hito a Biden.


El trabajo del New York Times advierte de cambios en la forma en la que el candidato republicano hace mítines, entrevistas, declaraciones y publicaciones en las redes sociales desde que incursionó en la política en 2015. Asegura que "con el paso del tiempo sus discursos se han vuelto más oscuros, más duros, más largos, más enojados, menos enfocados, más profanos y cada vez más obsesionados con el pasado". 


Los cambios de Trump

Un análisis informático del diario arrojó que los discursos de Trump en los mítines ahora duran un promedio de 82 minutos, en comparación con los 45 minutos de 2016. Proporcionalmente, usa un 13 % más de términos de todo o nada como "siempre" y "nunca" que hace ocho años, lo que algunos expertos consideran un signo de edad avanzada.


El análisis también advierte que el magnate usa un 32 % más de palabras negativas que positivas, en 2016 ese porcentaje era de 21, lo que pudiera considerarse como otro indicador del cambio cognitivo.

En la actualidad, el republicano usa malas palabras un 69 % más a menudo que cuando se postuló por primera vez, una tendencia que podría reflejar lo que los expertos llaman desinhibición.


Trump con frecuencia recurre al pasado para su marco de referencia, de manera especial a las décadas de 1980 y 1990 que coincide con su apogeo como empresario y estrella de televisión. También cita a personajes ficticios como Hannibal Lecter, pregunta por personas que han fallecido y pregunta a sus partidarios por cosas que no sucedieron de la manera en la que menciona como la vez que preguntó si recuerdaban el desembarco en Nueva York de Charles Lindbergh, quien en realidad aterrizó en París mucho antes de que Trump naciera.


El diario también acusa al exprsidente de estar confundido sobre la tecnología moderna, ya que en una ocasión dijo que "la mayoría de la gente no tiene idea de qué demonios es una aplicación de teléfono" en un país donde el 96 % de las personas poseen un teléfono inteligente.


Los conocidos también observan cambios

Algunos de los conocidos de Donald Trump coinciden en que el discurso del expresidente presenta cambios. "No está compitiendo al nivel que estaba compitiendo hace ocho años, no hay duda de ello", dijo Anthony Scaramucci, un exaliado de Trump que ha respaldado a Harris. "Ha perdido un paso. Ha perdido la capacidad de armar frases poderosas", agregó.


"Te puede gustar u odiar a Trump, pero ha sido un comunicador muy efectivo", continuó Scaramucci. Pero ahora "el buffet de ensaladas de la campaña de Trump se ofrece con descuento. Puedes comer todo lo que puedas comer, pero con descuento", reflexionó.


Sarah Matthews, quien fue subsecretaria de prensa de Trump hasta que rompió con él por el ataque del 6 de enero de 2021, dijo que el expresidente había perdido su bola rápida. "No creo que nadie diga que Trump es el orador más pulido, pero sus discursos más recientes parecen ser más incoherentes, y está divagando aún más y ha tenido algunos momentos de confusión bastante notables", dijo.


El republicano ha descartado cualquier preocupación y asegura que ha pasado todas las pruebas cognitivas. 


"Voy dos horas sin teleprompters, y si digo una palabra un poco, dicen: 'Tiene una discapacidad cognitiva'", se quejó en un mitin reciente. Trump llama a su estilo serpenteante "el tejido" y afirma que es una estrategia de comunicación intencional y "brillante".


Asimismo, su director de comunicaciones, Steven Cheung, calificó a Trump como "el candidato más fuerte y capaz" y rechazó las sugerencias de que ha disminuido con la edad.


"El presidente Trump tiene más energía y más resistencia que nadie en la política, y es el líder más inteligente que este país haya visto", dijo en un comunicado.


A diferencia de Biden, que fue víctima de bulos por sus constantes equivocaciones y lapsus mentales hasta el punto de costarle su participación en la campaña electoral, los cambios que presenta Trump y que pueden ser atribuidos a su edad no presentan todavía obstáculos para la política. 


Mientras el demócrata se muestra físicamente frágil, Trump todavía exuda energía. Pero su campaña se ha negado a divulgar los registros médicos, refiriendo solo a una carta de una página publicada en julio por su exmédico de la Casa Blanca en la que informaba que Trump estaba "bien" después de ser rozado por una bala en su primer intento de asesinato en Filadelfia. 


Dudas sobre su capacidad

Las preguntas sobre la aptitud mental de Donald Trump han estado durante años, incluso entre funcionarios de su primer mandato, como John F. Kelly.


The New York Times recoge que Kelly, que se desempeñaba como su segundo jefe de gabinete en la Casa Blanca, estaba convencido de que Trump estaba psicológicamente desequilibrado al punto de comprar un libro llamado "El peligroso caso de Donald Trump", escrito por 27 profesionales de la salud mental, para tratar de entender mejor al presidente.


Kelly llegó a referirse a la Casa Blanca de Trump como "Crazytown".


Además, el medio agrega que secretarios del gabinete de Trump sostuvieron debates sobre si el presidente estaba "loco" o simplemente alguien que promovía "ideas locas", así como múltiples conversaciones sobre si se debía invocar la cláusula de discapacidad de la Enmienda 25 para destituirlo de su cargo, aunque la idea nunca llegó muy lejos.


La propia sobrina del expresidente, la psicóloga clínica Mary L. Trump, escribió un libro en el que identificaba los trastornos que creía que él tenía. Trump se enfureció ante tales palabras, insistiendo en que era "un genio muy estable".


Las preocupaciones han aumentado ahora que trata de regresar al cargo, preocupaciones que no encontraron alivio cuando a mediados de septiembre afirmó sin fundamento que los inmigrantes "se comen las mascotas" en un pequeño pueblo de Ohio. 


El medio cita encuestas en que la mayoría de los estadounidense consideran que Trump es demasiado para ser presidente y sus críticos han usado eso para centrar la atención en eso. El pasado mes se realizó una coferencia cuyo tema era el estado físico de Trump. 


El análisis de The New York Times arrojó que Trump ha parecido cansado a veces y ha mantenido un calendario de campaña mucho menos activo en esta campaña, celebrando solo 61 mítines en lo que va de 2024, en comparación con 283 en todo 2016. Además, pareció quedarse dormido durante su juicio por silencio en Nueva York antes de ser condenado por 34 delitos graves.


EFE