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miércoles, junio 26

Llegada de policías kenianos lleva optimismo a ciudadanos haitianos

 


El primer contingente de policías extranjeros apoyado por la ONU llegó ayer a Haití, casi dos años después de que el atribulado país caribeño solicitara ayuda urgente para sofocar una oleada de violencia provocada por pandillas.


Dos centenares de policías de Kenia aterrizaron en Puerto Príncipe, la capital del país, cuyo principal aeropuerto internacional reabrió a finales de mayo, después de que la violencia de pandillas lo mantuvo cerrado durante casi tres meses.


Por el momento, se ignora cuál será la primera tarea para los kenianos, pero enfrentarán a pandillas violentas que controlan 80% de la capital de Haití y han dejado sin hogar a más de 580,000 personas en todo el país mientras saquean vecindarios con el fin de controlar más territorio.


La llegada de los kenianos es la cuarta intervención militar extranjera a gran escala en Haití. 


Si bien algunos haitianos se alegran por su llegada, otros ven a la fuerza con reserva, dado que la intervención anterior —la misión de pacificación de la ONU, realizada entre 2004 y 2017— se vio opacada por acusaciones de violencia sexual y la introducción del cólera, que mató a 10.000 personas.


Mientras tanto, la Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití emitió una breve declaración congratulándose de la llegada de los kenianos: "Se trata de un paso crucial en la lucha para restaurar la seguridad en la capital haitiana y sus alrededores, y proteger los derechos de los haitianos".


El despliegue de los kenianos se produce casi cuatro meses después de que las pandillas lanzaran ataques coordinados contra infraestructura gubernamental clave en la capital de Haití y otros lugares. Tomaron el control de más de dos docenas de estaciones de policía, prendieron fuego al principal aeropuerto internacional y tomaron por asalto dos de las más grandes prisiones de Haití, liberando a más de 4.000 presos.


"Hemos pedido seguridad desde hace mucho tiempo", dijo Orgline Bossicot, de 47 años y madre de dos menores, que vende zanahorias y carbón como distribuidora mayorista.


EFE