Apenas pasaron unas horas desde que el Presidente Javier Milei visitó la Gigafactoría de Austin, Texas, hasta que el mundo se enteró que Tesla ha iniciado un proceso de reducción de personal del 10% de su plantilla entre todas las fábricas de la marca en distintos países. La noticia se conoció este lunes a partir de la filtración de un correo electrónico que Elon Musk envió a todos sus empleados, explicando la situación y la decisión tomada, según precisa Reuters.
Esta situación se produce en medio de una sostenida merma en las ventas de autos eléctricos en todo el mundo, aunque especialmente en Europa y Estados Unidos, que ha llevado a varias compañías a rediseñar sus planes de electrificación, a partir de los cuales se han reforzado las motorizaciones híbridas en sus distintas variables. Así, grandes empresas como Ford y General Motors en Norteamérica, o Mercedes-Benz y BMW en Europa, ya han confirmado que las proyecciones de ventas e inversiones en electrificación total se demorarán respecto a los planes anunciados originalmente.
Pero el gran problema que enfrenta Tesla es que al tratarse de una marca que solamente fabrica autos eléctricos, no tiene una opción de electrificación parcial alguna para sus productos como las marcas generalistas o Premium históricas de la industria automotriz. De este modo, lo que fue su bandera de pionero de la electricidad, puede ser el mayor obstáculo que amenaza sus finanzas y acaso el futuro.
Es cierto que el Tesla Model Y fue el modelo más vendido del mundo en 2023, con 1,23 millones de unidades entregadas a sus clientes el último año. Pero una cosa son las ventas de un modelo y otra son las ventas totales de una marca. La referencia es muy simple de entender con la comparación entre Tesla y Toyota, el mayor fabricante del mundo. Mientras la marca japonesa encabeza la lista con 11,2 millones de autos vendidos en 2023 en todo el mundo, Tesla está en el puesto 17 con 1,8 millones de unidades.
Una de las cualidades que destaca a Tesla y su modelo de negocios, es que vende los autos sin opcionales de software como el famoso FSD (Full Self-Driving), el sistema de asistencia a la conducción de Nivel 2+ que permite el uso de conducción autónoma presencial en determinados recorridos. Esa es una fuente de ingresos que Musk siempre defendió como el modo de vender autos más baratos y ganar dinero de todos modos por otro tipo de servicios que se cobran por abono mensual.
También hay un proceso constructivo diferente que ensambla los autos con menos partes y todas ellas más voluminosas. Lo llaman “unboxed” manufacturing process, y lo que genera es un doble beneficio, ya que además de utilizar menos robots y operarios, reduce notablemente el tiempo de fabricación de cada automóvil. Muchos ejecutivos de otras marcas han tomado este método como una verdadera revolución, de hecho, fue uno de los motivos por los que Herbert Diess fue desplazado como CEO de Volkswagen Group dos años atrás por decir que la marca alemana debía imitar ese modelo de producción.
Fue con estos argumentos que Musk sostuvo durante varios meses una reducción del precio de venta de sus autos, lo que en un comienzo fue tomado por sus rivales de la industria como una demostración de debilidad para poder cumplir con metas que no conseguía a finales de 2022. Pero con el paso del año siguiente y la continuidad de esa “guerra de precios”, esa acusación pareció caerse por su propio peso, lo que hizo que otras marcas apostaran a la misma política, bajando también sus precios. Este año, Tesla ya no bajó los precios sino que comenzó a subirlos lentamente, hasta llegar a la actual situación de una necesaria reestructuración de costos.
Según el informe anual 2023, Tesla tiene 140.473 empleados en sus seis plantas en todo el mundo, cuatro en Estados Unidos, Fremont, Nevada, Nueva York y Texas, una en Berlín, Alemania, y la restante en Shanghai, China. Las plantas norteamericanas no parecen tener problemas de producción, sin embargo, tanto en Europa como en China, se ha debido ajustar el tiempo de fabricación porque fue en esos mercados en los que se percibió la desaceleración de ventas. La decisión de reducir los 14.000 puestos de trabajo, podría afectar más fuertemente a esas plantas que a las del país de origen de Tesla.
Los argumentos del propio Musk en el mail que fue enviado hablan de una reestructuración de la compañía a nivel global. “Mientras preparamos a la empresa para nuestra próxima fase de crecimiento, es extremadamente importante examinar todos los aspectos de la empresa para reducir costos y aumentar la productividad”, dijo el texto. Para luego agregar que “como parte de este esfuerzo, hemos realizado una revisión exhaustiva de la organización y hemos tomado la difícil decisión de reducir nuestra plantilla en más de un 10 por ciento a nivel mundial”.
Sin embargo, la reducción de personal de Tesla no es la única noticia que ha sacudido a la empresa, y que impactó fuertemente en la bolsa de valores, con una caída del 2%. Hace apenas una semana, Martin Eberhard, cofundador y ex director ejecutivo de Tesla, dijo el martes en la Cumbre Global de Inversión de HSBC en Hong Kong, que Tesla estaba cancelando su automóvil económico prometido desde hace mucho tiempo y con el que los inversores contaban para impulsar el crecimiento. El proyecto, que extraoficialmente se conocía como Model 2, y que había sido anunciado por Musk como el auto de menos de 25.000 dólares que se produciría desde 2025, estaría cancelado también, según este antiguo miembro de la compañía.
Pero más allá de la desaceleración de ventas de los autos eléctricos en general, el otro gran problema que tiene Tesla es la ofensiva de las marcas chinas, especialmente de BYD, que ya ocupa el décimo puesto entre todos los fabricantes mundiales con 3 millones de autos vendidos en 2023, y que más allá de tener un portafolios de autos híbridos que Musk no tiene, está penetrando en todos los mercados internacionales con precios contra los que ningún fabricante, ni Tesla ni los generalistas de toda la vida, puede enfrentar.
Mientras las marcas europeas están pidiendo mayores medidas proteccionistas para su industria automotriz con arancelamiento a los vehículos que provienen de China, y algo similar ocurre con la propia protección natural que tiene Estados Unidos para sus marcas, Tesla depende principalmente de las ventas de sus productos en las plantas de Berlín y Shanghai. En Alemania, en marzo, la caída interanual fue del 55% para la marca de autos eléctricos por excelencia.
En medio de esta crisis, el vicepresidente senior de Tesla, Drew Baglino, quién estaba a cargo del desarrollo de baterías, y el vicepresidente de políticas públicas y desarrollo comercial, Rohan Patel, anunciaron su salida de la compañía el lunes, lo que para los analistas del sector, puede impactar más negativamente que el despido de 14.000 operarios.
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