SE ACERCA EL VERANO

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lunes, marzo 11

Los peloteros dominicanos lideran fraudes en Grandes Ligas


 En lo que va de año y ya estamos en marzo, la palabra màs frecuente es fraude en el vocabulario de nosotros los dominicanos. Usted es pasajero de una "Voladura" o del Metro y el tema que domina entre los usuarios es la del fraude y argumentan sus teorías folletinescas con datos que el "Gabo" Márquez cursaría en el kínder de la literatura callejera.


Lo que sí es una verdad irrefutable es que los beisbolistas dominicanos lideran en fraude el mercado del béisbol. El último en caer es el infielder de los Rojos de Cincinnati el cotuisano Noelvi Marte que ha sido suspendido por 80 juegos sin pago luego de arrojar positivo por Boldenone, una sustancia para aumentar el rendimiento, en violación del programa antidopaje de Major League Baseball.


En esta guerra de violaciones es donde las autoridades deberían estar preocupadas por la importancia que tiene en la economía, pero se hacen los chivos locos y aplican la política del avestruz, porque nos interesa más la construcción de "un moderno estadio" que la salud de sus actores.


Y el hecho está presente cada día y más de la mitad de los jugadores suspendidos por usar drogas para mejorar el rendimiento son de la República Dominicana.


Y ese delito que sigue su agitado curso, ocurre en nuestro país conocido como la mayor zona franca de producción de peloteros para los equipos de Grandes Ligas.


Hemos llegado a un punto donde es difícil separar el béisbol del tema del abuso de esteroides y la razón tiene su raíz en la economía debido a lo popular que es convertirse en millonario de la noche a la mañana sin probar la suerte de la lotto, porque los incentivos son tan grandes que es una de esas cosas en las que simplemente hay que perseguir es el dinero. Quiero decir, el bono de firma promedio para un prospecto dominicano es de alrededor de $100 mil dólares, cuando el salario mensual promedio para una familia dominicana es de RD$25,000, unos $430 dólares. Entonces, triunfar en el béisbol es una manera de tener realmente éxito, y eso significa que los incentivos para hacer trampa son altos porque prima la teoría de "triunfar a toda costa".


Estamos cavando nuestra propia tumba en un país, donde el béisbol es más que un simple juego. Es la pasión nacional. Los niños pequeños, cuando nacen, el primer regalo que reciben es un batecito de plástico, una pelota pequeña, y la expectativa es que cuando crezca se convierta en un Juan Marichal, Pedro Martínez, David Ortiz, Albert Pujols o Adrián Beltré y lleven a sus familias a la riqueza.


Pero por Dios juguemos limpios y bajo la protección de Tatica la de Higüey y no con el susto de la mirada de Rob Manfred.


POR BIENVENIDO ROJAS