“Quítese las gafas de sol”, le dijo el juez a un hombre de piel rosada que respondía al nombre de Michael Jackson. Aparte de tener bemoles para decirle al ‘rey del pop’ que se quitase los anteojos que iban inseparablemente pegados a él, Hugo Álvarez Pérez, como se llamaba el magistrado que exclamó aquella frase, estaba casándolo, ese 26 de mayo de 1994, con Lisa Marie Presley.
El ídolo pop contraía matrimonio con la hija del ‘rey del rock’ y aquello le venía especialmente bien. Tenía 35 años y acababa de ser acusado de haber molestado sexualmente a un niño de 13 años. Una boda sería un arma de distracción masiva sobre las incómodas dudas que pesaban sobre él.