El resto del mundo debe saber que la ciudad capital en la que vivo es la más grande y alta del Caribe insular, con más de cuatro millones de habitantes (casi la mitad de los pobladores del país que domina); con un perfil que efectivamente es, como la definiera un neoyorquino que nos gobernara, un “Nueva York chiquito”; con más de dos millones de vehículos y el salvajismo que usted imagine; sin peatones en sus aceras (y los poquísimos que encuentra es porque se les dañó su motocicleta) y con un millón de semáforos que muchísimos impunes medalaganarios no respetan… Antes esa ciudad era Santo Domingo de Guzmán (que ya no es de ese señor, sino nuestra).
AHORA MAS GRANDE Y AL MISMO PRECIO DE UNA PEQUEÑA
martes, enero 23
Santo Domingo nuestra
El resto del mundo debe saber que la ciudad capital en la que vivo es la más grande y alta del Caribe insular, con más de cuatro millones de habitantes (casi la mitad de los pobladores del país que domina); con un perfil que efectivamente es, como la definiera un neoyorquino que nos gobernara, un “Nueva York chiquito”; con más de dos millones de vehículos y el salvajismo que usted imagine; sin peatones en sus aceras (y los poquísimos que encuentra es porque se les dañó su motocicleta) y con un millón de semáforos que muchísimos impunes medalaganarios no respetan… Antes esa ciudad era Santo Domingo de Guzmán (que ya no es de ese señor, sino nuestra).