Siempre se ha dicho que los dueños del mundo son los propietarios del dinero, y aunque muchos supuestamente se niegan a creerlo sin causas que lo justifiquen, la realidad es que en la casi totalidad de los casos el poder económico se impone con mucha fortaleza.
En algunas ocasiones el interés por lo material es tan notorio, que se manifiesta en forma un poco “descarada”, sin tener en cuenta las futuras consecuencias.
En nuestro país tenemos un caso muy reciente, donde un dirigente político dejó en claro que su apoyo a una candidatura presidencial estaba supeditaba a que le dieran puestos en la administración pública, pero luego de que se dio cuenta de que metió la pata hasta el “topete”, pidió excusas públicas.
En los deportes, la incidencia del dinero es la clave para que deportistas de todos los niveles den hasta lo que no tienen, con el objetivo de lograr pactos multimillonarios.
Precisamente, hasta hace unos días, el griego Giannis Antetokounmpo, estrella de los Milwaukee Bucks en la NBA, decía que no le interesaba el dinero, porque no tenía sentido firmar un contrato porque el dinero no es lo que cuenta. “Muchísimo dinero sí es importante ya que al final no tiene sentido”.
Unas declaraciones que nadie, es más, ni él mismo se creyó, dado que unos días después firmó un contrato por tres temporadas más, hasta 2027, por un total de 186 millones de dólares.
Es cierto que es un atleta extraordinario, al punto de que fue doble MVP (2019-2020), y campeón en 2021, sin embargo, esa pose de humildad que quería mostrar en el sentido de que no le importaba mucho el dinero, no le quedó nada bien ante la opinión pública.
Es por ello que quien diga que no le interesa el dinero. es simplemente, un gran hipócrita.