Muchos fanáticos entienden, como era de esperar, que la selección nacional de baloncesto tuviera una mejor actuación en el Campeonato Mundial, tras salir airosa en los primeros tres enfrentamientos.
Esa es una aspiración loable, sin embargo, hay que decir que el equipo hizo todo el esfuerzo a su alcance, pero lamentablemente no pudo materializar el sueño que todos esperaba, que ir un poco más lejos.
Ese objetivo pudo lograrse si no se hubiesen cometido tantos errores en el encuentro ante Puerto Rico, en el que faltando cinco minutos para concluir el partido tenía el dominio.
El revés de ayer ante Serbia no debe sorprender a nadie, dado que tienen un equipo muy superior al nuestro, y eso lo conocía el dirigente y todos los jugadores.
El único jugador que podía hacer un poco de mella a los serbios, era Karl Towns, pero en un juego de equipo el trabajo de un solo hombre, por bueno que sea, no es suficiente.
Por eso, la diferencia de puntos fue tan amplia, tomando en consideración que el oponente conformó un quinteto “intratable” en cancha.
Aún así, creo firmemente que fue un gran trabajo de todos, aunque como es lógico, siempre se tiene la esperanza de que se pudo haber logrado un poquito más.
Lo que es cierto, es que el baloncesto dominicano hoy más que nunca, logró el respeto de muchos adversarios que nunca lo habían tomado muy en serio.
De aquí en adelante, se debe seguir el trabajo constante en busca de mejorar las debilidades que tengan nuestros jugadores, y también en la captación de nuevos talentos aquí, así como a los de descendencia dominicana que juegan Estados Unidos y en otros países.