Seis semanas después de haber puesto un pie en el país caribeño, la presión sobre los agentes de la policía de Kenia está en aumento para que cumplan su promesa de ayudar a controlar las bandas criminales de Haití.
Cuando el primer contingente de 200 agentes de esta policía de élite llegó a Puerto Príncipe el 25 de junio, descendieron de su vuelo confiados, ataviados con cascos y equipo de combate, portando sus armas y sosteniendo en alto la bandera nacional de Kenia.
En la pista del aeropuerto cantaban en su lengua suajili mientras se preparaban psicológicamente para lo que se venía. Lo mismo hizo un segundo grupo de otros 200 agentes kenianos que aterrizó tres semanas después.
«¡Vamos!» y «¡nos movemos!» eran algunos de los gritos.
Había grandes esperanzas de que la policía keniana aportara la fuerza que tanto necesitaba la asediada Policía Nacional de Haití (PNH), que ha tenido que luchar por contener una ofensiva mortal de las bandas criminales que han aterrorizado a Puerto Príncipe y a otras grandes franjas del país durante más de tres años.
Los kenianos son una misión de fuerza multinacional con mandato de las Naciones Unidas que busca restaurar la paz en Haití.
Al principio fueron bien recibidos por los líderes del gobierno haitiano y también por muchos de los medios de comunicación de la nación caribeña.